sábado, 10 de septiembre de 2022

A la memoria de Joseph. Poema de Juan Carlos Mestre

 

 

 

 

A LA MEMORIA DE JOSEPH

 

 

 

 

Tomé café con Brodsky en un bar del Gianicolo

Yo no sabía inglés, él no hablaba la lengua de Cervantes

Mecachis en la mar apenas nos pudimos entender

El pidió un sándwich de huevo duro mientras reflexionaba 

Sobre la claridad innata de las ruinas de Roma

Al menos eso deduje por el modo en que desenfundaba

Sus ideas como una navaja de afeitar en la cara de un niño

Los payasos están destruyendo el circo, me dijo

A mi me pareció de mal gusto hacerle algunas matizaciones

Si yo fuera un prerrafaelista también me hubiera enamorado de Ofelia

Si yo fuera un licenciado en ciencias exacta habría reinventado el cero

Tampoco hay que ponerse así por unas cuantas decapitaciones

Ambos sentíamos admiración por los polígamos

Sin embargo, nuestro temperamento flemático 

Era lo más parecido a un buque de guerra

Y hasta las palomas se lo pensaban dos veces antes de acercarse

Iba para Ischia, no muy lejos de donde vivió Virgilio

Haciéndole honores a sus antecedentes de vago

Se fue poniendo rígido al barajar algunos nombres 

Virutas de garlopa, lágrimas de quien pica cebolla

Cambiamos de chismorreo, hablamos de las abejas

Hablamos de los accidentes aéreos y la escritura cuneiforme

De las gallinas en el barro, caravaggios contra berninis

Un tipo estupendo, lo habían echado de un manicomio

Y a mí me echaron de la Academia unos días después



                                       Juan Carlos Mestre del libro La casa roja