lunes, 23 de julio de 2018

Poema Juan Carlos Mestre del libro museo de la clase obrera



Pintura sobre papel Juan Carlos Mestre


entró la cabeza sedienta en la casa de las putas allí estaba rimbaud con la pata atada como una gallina y la cabeza desnuda estaba rimbaud carcomido como una canoa y con la lengua blanca nada le dije que cosa deshilachada le hubiera dicho yo a rimbaud la verdad pude haberme hecho pasar por ti pero no lo hice pude hacerme pasar por él te juro me alcanzaba el talento

discreto en un rinconcito estaba el bicho de rimbaud con la pata atada como una gallina y la cabeza desnuda no demasiado guapo dispuesto eso si a ponerse violento era como un santo enfermo estorbando en medio del altar como amante no creo que hubiera dado más juego que una monja ceroso con las uñas sucias y oliendo como una lata de petróleo rimbaud en persona espantando las cosas de la rosa podrida 

no tuve valor de pasarle el libro que acababa de presentar a un concurso lo noté atemorizado con los turistas y con los hombres que nacen viejos no sé que hacía toda esa gente lúgubre observando a rimbaud con la pata atada como una gallina y la cabeza desnuda yo había perdido a mi amor y buscaba a la bella durmiente le rehusé la mirada no fuera a ser que me lanzase el machete con los ojos cerrados rimbaud podía dar en el blanco a cinco kilómetros con los ojos abiertos te metía su espada de palo hasta la empuñadura

yo era hijo de un padre alcohólico y de madre desconocida me sudaban las manos al verlo rodeado de delincuentes y saltimbanquis no me atreví a pedirle un prólogo para el libro con el que acababa de perder un concurso respiraba fatigosamente como una cama arrugada tras las persianas bajas estaba sentado cerca del espejo donde las chicas amables se retocan los pómulos con la pata atada como una gallina y la cabeza desnuda

callar es bueno pero nunca sola palabra suya bastó para enfermarme

                                                        Juan Carlos Mestre del libro museo de la clase obrera