PEDESTRE
En el fondo de la calle, un edificio público as-
pira el mal olor de la ciudad.
Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales,
se acuestan para fornicar en la vereda.
Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado
tiene la visión convexa de la gente que
pasa en automóvil.
Las miradas de los transeúntes ensucian las cosas
que se exhiben en los escaparates,
adelgazan las piernas que cuelgan bajo
las capotas de las victorias.
Junto al cordón de la vereda un quiosco acaba
de tragarse una mujer.
Pasa : una inglesa idéntica a un farol. Un tranvía
que es un colegio sobre ruedas. Un perro fracasado,
con ojos de prostituta que nos da vergüenza mirarlo y dejarlo pasar
De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe
de batuta todos los estremecimiento de la ciudad,
para que se oiga en un solo susurro,el susurro de todos
los senos al rozarse.
Buenos Aires, agosto ,1920
Los perros fracasados han perdido a su dueño por levantar la pata como una mandolina,
el pellejo les ha quedado demasiado grande, tienen una voz afónica, de alcoholistas,
y son capaces de estirarse en un umbral, para que los barran junto con la basura.
Del libro Veinte poemas para ser leídos
en el tranvía
1922
Grabado "Madera leída por todos los astros"
La obra de Oliverio Girondo (Buenos Aires 1891-1967) representa ,sin duda, una de las más interesantes experiencias en el panorama literario argentino de los últimos años.
"A Oliverio- dijo Gómez de la Serna - hay que darle en vida las respuestas a su exuberancia, a su fidelidad literaria, a su clarividencia fulminante"
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